El misterioso colectivo G28 tenía una clara identidad: la oposición al Poder, con mayúscula. La rebelión cristalizó primero en La Cerca y otros asentamientos próximos durante ese oscuro periodo altomedieval, aunque algunos historiadores lo remontan a la resistencia contra Roma en estas tierras celtibéricas. Pero hay más indicios en el otro lado del mundo entonces civilizado. La perfección está en el aire es un manuscrito anónimo escrito en cuidado mandarín del siglo VIII donde se recoge una huida montaraz similar para seguir el “camino del bushido”. Jaime Miñana recogió esta aventura en un relato de la Bitácora a la deriva con ese mismo título. Los protagonistas de lo que allí se llama “el desprendimiento” fueron Shen Yang y sus discípulos, consignándose en el citado texto la fecha exacta de la fuga: equivale al 28 de febrero del año 611 en el calendario gregoriano. Y ese es precisamente el día en que Argila, tal como él mismo testimonia en Contra Potestatem, inició con los suyos la aventura de La Cerca (también recogida en otro artículo de la Bitácora a la deriva en el relato «Los rebeldes de la Cerca»). Las casualidades no terminan allí, porque esos budistas chinos se identificaban a través de un símbolo muy parecido al de las hornacinas burgalesas que acabaron siendo estandarte de los “huidos”.
Lo que viene después es una nebulosa, pues desaparecen los testimonios escritos, si bien hay una pregunta que resulta clave para disiparla: ¿cómo se mantuvo la llama de la rebelión? Ese es el misterio de un colectivo que parece actuar como una célula masónica, envuelta entre enigmas y sigilos. Uno de ellos es el del historiador Arturo Fernández Torrecilla que acredita documentalmente al ilustrado guerrillero Ignacio Irigoyen, forjado en la Guerra de la Independencia y en la resistencia liberal, como fundador de un grupo llamado “H28” (Hermandad 28). También se evocan las peripecias de Irigoyen en el relato de la citada Bitácora ¿Por qué he luchado? Parece que fue durante la Dictadura de Primo de Rivera cuando esta hermandad pasó a denominarse “Grupo 28”. ¿Respondían estos colectivos lejanos en el tiempo a un mismo impulso continuado?. Lo que es cierto es que tanto Damián, como la doctora Lynch llevaban el símbolo del Grupo 28. La incógnita es si pertenecían a él Agustín Serra y el Padre Javier. Caalmente, de una u otra forma, todos han desaparecido…
La rebelión continúa.
Tal y como surigó aquella Hermandad 28, al ámparo del G28 siguen saliendo a la luz organizaciones clandestinas alternativas. Sus radicales métodos de lucha contra el sistema les separan cada día más del origen ideológico del G28, pero sus acciones son cada vez más públicas y están basadas en la lógica de la nueva guerrilla de contrainformación. Los grupos COMANDO 28 y ACCIÓN 28 son los más representativos.